La educación de los hijos

(Septiembre 22, 2023) El rol de los padres en la educación de los hijos es principal y prioritaria. Tienen una vocación de parte de Dios mismo para la hermosa, pero a la vez llena de retos, formación de sus hijos. Por ello son los que primero tienen el derecho a educarlos y junto con ello, vienen las responsabilidades que implica esa tarea importantísima. Las dos dimensiones principales que deben preocuparse los padres es por la vida espiritual/moral y la formación afectivo/sexual, que, finalmente, se puede resumir en la palabra: Amor. Pero el camino del amor que nos señala Jesucristo. Camino de entrega y donación, acogida y comunión. Muy lejos de las propuestas mezquinas que plantean las RRSS y medios de comunicación masiva, en las series y películas de lo que debería ser el amor.

En esa labor existen otras dos "sociedades" que están directamente involucradas en esa tarea: la Iglesia y el Estado. La Iglesia aporta la dimensión sobrenatural y divina, mientras el Estado se preocupa por la búsqueda del bien común para la sociedad. Lo ideal es que las tres tengan un mismo objetivo y busquen lo mismo para los chicos, de modo que los niños no se vean confundidos y enredados, jalados hacia un horizonte sobrenatural cristiano o lo que el mundo secularizado ofrece como horizontes de realización. Sea el tener, placer y poder.

La Iglesia confía en las escuelas para que cumplan su rol subsidiario y para que sean los mejores aliados para los padres en la búsqueda de la santidad y conformación de los hijos con Cristo. La escuela católica ve todo el esfuerzo académico y los esfuerzos por la vivencia de las virtudes como medios para alcanzar el fin último que es la plena conformación con Cristo, alcanzando finalmente la Vida Eterna. Así debería conducir el curriculum de la escuela a todos sus alumnos. Es lo que quiere Dios para todos nosotros.

Reflexiones para profundizar temas de vida espiritual, fe, psicología, familia, desarrollo personal, sufrimiento, duelo, educación y muchos otros… que permitan crecer en conocimiento de forma encarnada y existencial, buscando siempre la manera de llevar a la práctica lo que se quiere vivir.