En este mes en el que regresamos nuestra mirada a nuestra Madre del cielo quisiera compartir una experiencia que tuve hace algunos años con la Virgen, y experimentar su presencia silenciosa en mi propia vida.
Un recorrido espiritual
Hace 8 años, mi esposo y yo tuvimos la bendición de visitar Medjugorje. Para quien no conoce sobre este sitio le recomiendo ver la película “Tierra de Maria”. Cuando salí del cine lo primero que hice fue decirle a mi esposo: “quiero ir ahí”. Y como mi esposito es literalmente LO MÁXIMO, me respondió: “¡Vamos!" Y así fue… unos añitos más tarde, aprovechamos que nos íbamos a la JMJ del 2016 (Jornada Mundial de la Juventud) en Cracovia y antes de unirnos al grupo fuimos a este lugar maravilloso.
En realidad, no sé si la Virgen se apareció o se aparezca en ese lugar, pero lo que si sé después de estar ahí, es que es un sitio en donde existe una paz como en ningún otro. También donde mucha gente se ha convertido y ha encontrado un nuevo camino en su vida, y al cual yo volvería mil veces.
Mi experiencia de conversión y el amor hacia la Virgen
Sin embargo, a pesar de mi deseo tan grande por conocer este sitio, llegué con mi corazón duro. Lo único que quería es encontrar donde está la mentira, no me pregunten por qué sentía un miedo, una cosa muy extraña, quería usar mi razón más allá de cualquier otra cosa.
Y en medio de todo este arrebato de sentimientos, tuve una experiencia que me quebró entera. Cuando subimos al monte de las apariciones (un lugar recontra árido, donde solamente hay rocas), al momento que nos acercábamos a la imagen de la virgen, percibí un olor intenso a flores, como yo iba dispuesta a encontrar la trampa, volteé a ver para todos lados y solamente encontré el paisaje rocoso del lugar. No había ni una sola flor, sin embargo, el olor era intenso.
En ese momento me di cuenta de lo dura de corazón que soy, de que la Virgen está y no hace falta probar nada. Fue una cachetada a mi razón.
Nuestra Madre siempre nos sorprende con su ternura y maternidad
Como si no fuera poco, cuando nos unimos al grupo, entre el itinerario del viaje estaba ir al santuario del Lichen, en Polonia, otro lugar donde la Virgen tuvo apariciones fue un regalo tan maravilloso ya que incluso nos alojamos al lado del bosque donde tuvo lugar la aparición. Todo esto sin tener idea de que esto iba a suceder.
En este viaje, mi esposo y yo fuimos con una petición muy especial a la Virgen, que nos regale un matrimonio por la iglesia. Dos meses después recibíamos la noticia que esto si iba a ser posible. Nuestra madre a pesar de mi dureza de corazón me acogió y me recontra mimó. Estos recuerdos me hacen reflexionar como la Virgen siempre ha estado en nuestra vida, en medio de nuestro matrimonio y de nuestra familia.
Que este mes tan especial no pase desapercibido, que veamos la presencia de nuestra madre en el cielo SIEMPRE. Ella es silenciosa pero siempre está.
Autora: Ana María Larrea
IG: unamamamalabarista