Sus ojos me miraban con el mismo brillo de siempre. Su sonrisa sincera y franca es, hasta ahora, uno de sus mayores atractivos para mí. Su cabello negro, corto, era un reflejo de su personalidad seria y reservada que yo tanto admiro.

Amar a mi esposo fue algo tan natural… él simplemente se dio a conocer y esa personalidad que describí anteriormente, no era la característica de quien esconde algo, sino todo lo contrario, era la expresión de alguien con un gran mundo interior que, con el desarrollo de un diálogo y una confianza bien cimentada, me fue conquistando inevitablemente.

- Luis, aceptas a Martha como tu esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe…

Cuando el sacerdote pronunció estas palabras, el brillo de su mirada se acentuó, demostrándome lo consciente que estaba del consentimiento que asumía de nuestra unión.

El amor matrimonial

Lo miraba también y recordaba que para él yo fui un amor a primera vista, el mío, a diferencia, fue creciendo en la contemplación de su ser…

Me preguntaba, al mirarlo, cómo era posible que dos seres tan diferentes fuesen a la vez tan parecidos, creo que la palabra que define esta aparente contradicción es la complementariedad.

Nuestro amor humano era un pequeño milagro en medio de un mundo incrédulo y descubrimos durante nuestro tiempo de enamorados que la única manera de que ese milagro subsistiese era recurrir a Quien siempre es la fuente de todo milagro, Dios.

Dios regala su Amor Eterno

Creo que no existe amor eterno sin Dios, porque el hombre, así como todo lo que él hace, es temporal, solo Dios es infinito en el tiempo y en el espacio.

Asumir el compromiso del matrimonio, no es asumir una carga pesada de responsabilidades, sino dejar que Dios entre en ese amor humano limitado, convirtiéndolo en infinito…es por eso que, si no dejamos a Dios entrar en él, el límite de nuestro amor será el límite de nuestra belleza, de nuestra salud y el de nuestra faltas y defectos, es por eso por lo que hoy en día puede resultar tan difícil comprender lo que el rito sacramental dice…

“Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre” …

Autor: Martha Palma Melena